A medida que las sociedades se desarrollan, y en consecuencia los seres humanos en su mayoría se hacen más cultos, la propia sociedad crea nuevos mecanismos de selección y filtro a efectos de incorporar y desarrollar profesionales. La época en la que vivimos, caracterizada por un dinamismo y velocidad inimaginables para la mente humana, forma parte de una era de la informática y de una revolución en la comunicación social. Estos cambios no son nuevos, como tampoco lo es el uso del conocimiento como medio para fomentar el desarrollo de una civilización, de una nación, o de una sociedad sin fronteras virtuales, como lo vivimos hoy.
Tal vez ha llegado la hora de replantearse seriamente la formación superior y la transmisión del conocimiento. Pudiendo decirse que desde una perspectiva pura, en todo proceso de generación de conocimiento es posible distinguir cuatro elementos:
• El sujeto que conoce. (sujeto inteligente)
• El objeto conocido. (objeto entendido como cosa objetiva o como idea)
• La operación misma de conocer. (proceso de aprehensión inteligente)
• El resultado obtenido que es la información recabada acerca del objeto. (construcción conceptual acerca del objeto lograda a través del lenguaje)
Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto (realidad concreta de las cosas o realidad inmanente de las ideas) y obtiene una información acerca del mismo, siendo así, el factor productivo por excelencia de la era actual el conocimiento.
Ahora bien, colocando como ejemplo y la vez haciéndonos la pregunta de si tendría sentido o no, de que los alumnos, tanto los universitarios como los otros, sigan accediendo todos los días a clase, a fin de oír en ocasiones los monólogos de los profesores.
En la sociedad anterior, en la industrial, el profesor era el transmisor del saber y el libro el depositario del conocimiento. En la sociedad actual, la de la información y el conocimiento, ni el profesor es el único transmisor del saber, ni el libro el único depositario del saber. Internet se convierte cada vez más en depositario y transmisor de saber, permitiendo así, que en nuestra época actual sea necesario nuevas formas de pensar y ve.r la realidad. Las ideas que ayer fueron útiles hoy lo más seguro es que ya no lo sean. Quienes pretendan seguir siendo competitivos manejando conceptos perimidos dejarán de tener la capacidad de confrontar con posibilidades de triunfo en los nuevos campos de competición